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Fresco de Miguel Ángel
en la bóveda de la Capilla Sixtina
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El
concepto de Pecado Original no deja de parecerme increíble. Expresa una idea
bastante curiosa de la existencia (al menos cristiana). La página católica
oficial, Aci-Prensa, define al Pecado
Original de la siguiente manera:
«Adán y Eva se dejaron engañar por el demonio
y desobedecieron a Dios. Este fue el primer pecado en la tierra: el pecado
original, y por esto todos los descendientes de Adán y Eva, excepto la
Santísima Virgen María, venimos al mundo con el pecado original en el alma, y
con las consecuencias de aquel primer pecado, que se nos transmite por
generación.»[1]
De esta manera, cuando nacemos no
tenemos absolutamente nada, salvo el Pecado, como si lo malo fuera lo único que
se hereda y transmite. Es interesante, el cristiano no cree en la reencarnación
de las personas, pero sí en la reencarnación del Pecado. Esa falta cometida por
Adán en los orígenes de la humanidad se «reencarna»
en cada ser humano que nace.
Por otra parte, el Pecado parece ser
más fuerte que la Gracia. En teoría, Jesús (que es mucho más que Adán) vino a
poner fin a esa mancha legada por el primer hombre. Leemos a San Pablo en su
carta a los romanos:
«Y así como la desobediencia de uno solo hizo
pecadores a muchos, así también por la obediencia de uno solo toda una multitud
es constituida “justa”.» [2]
No obstante, según la
interpretación oficial, y que parece contradecir al mismo Pablo, la Gracia no
tendría el mismo alcance que el Pecado que pretende borrar. Dicho con otras
palabras, mientras que el Pecado nace con cada hombre y mujer, la Gracia sólo
está con aquellos que la aceptan conscientemente (o, en su defecto, con
aquellos que la reciben de sus padres, que la dan conscientemente, por medio del Bautismo). Nadie se limpia del Pecado
Original si no acepta a Jesús como su Salvador. Un ateo, sin creer en el
Pecado, lo tiene, aunque no así la Gracia. Por esto mismo, el Pecado sería más
solidario, extensivo y universal; y por ende más poderoso que la Gracia,
siempre selectiva, limitada y exclusiva.
Como puede verse, es el hombre (siempre el hombre) quien limita el Bien y le da alas al Mal. Por eso,
me animo a concluir que una idea condicionada, incorrecta de Dios es mucho más
dañina que el más profundo y militante ateísmo.
[1] Fuente: https://www.aciprensa.com/Catecismo/pecado.htm
[2] Romanos 6, 19.
gracias
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