Si la madre hubiese dicho que no,
¿Él la hubiera escuchado?
¿Hubiera negado la salvación por respeto a su sierva?
¿Negado su plan concebido en la eternidad?
Y si la madre hubiese dicho que no,
¿se hubiera quedado el mundo sin redentor?
¿Las generaciones, sin guía?
¿El Cielo, vacío; y el Infierno, con vida?
Pero la madre no dijo que no,
y jamás lo haría.
Al Eterno respondió:
“Yo soy la servidora del Señor,
hágase en mí tal como has dicho”.
Y a los hombres agregó,
refiriéndose a su Hijo:
“Hagan lo que él les diga”.
La madre no dijo que no,
y jamás lo haría.
Atravesada en su corazón,
será la imagen del fiel,
del que no desfallece,
del que permanece,
en su misterio,
en su fe,
por amor.
No dijo que no,
y jamás lo haría.
Lucas Berruezo
No hay comentarios:
Publicar un comentario